y IDENTIDAD
Identidad es lo que define quiénes somos y comienza antes de nacer, desde el momento que la familia imagina lo que seremos, se nos define desde el sexo; es decir, si somos mujeres u hombres. Lo primero que hicieron fue ver nuestros genitales, desde ese momento buena parte de nuestro sentido de vida quedó establecido en roles, expectativas y estereotipos. Si somos mujeres, empiezan a regalarnos muñecas y trastecitos; poco a poco empezamos a barrer o a servir comida, con esto se inicia nuestro paso de niñas a esposas y madres, adultas con responsabilidades. Si somos hombres, nos regalan un carro y una pistola; poco a poco acompañamos a papá al trabajo o empezamos a ganarnos la vida, se inicia así nuestro paso de niños a esposos, padres, adultos con responsabilidades. Todo lo que vivimos después de que vieron nuestros genitales es género, es la construcción de nuestra identidad que se fue formando por la cultura y la sociedad. Otras características que forman parte de nuestra identidad son la etnia, el color de la piel, el estado civil, la edad, la religión, ser o no madres o padres, la nacionalidad. Algunas de estas características que conforman nuestra identidad cambian con el tiempo: el estado civil, la religión, la edad. La identidad es determinante del rol de género, porque le da a la persona una concepción particular de sí mismo y en base a ésta le dará forma a la manera como se conducirá ante los demás. Una construcción sana de identidad permite a las personas no apegarse a las elaboraciones sociales rígidas que dictan específicamente el comportamiento a seguir, por ejemplo:”los hombres no se quejan”, “los hombres no sienten miedo”, sino al contrario, la flexibilidad del desempeño del estereotipo o del rol, le permite al individuo adecuarse a situaciones de equilibrio con su construcción social y su sentimiento o emoción particular, además de que le humanizan. Cuando el sujeto incorpora las consignas que se han construido a partir de su sexo y género, construye los elementos y los identifica dentro de sus núcleos sociales, entonces perpetúa sus valores y creencias que le permiten socializarse en género. Considerando que la identidad es la forma como la persona se representa ante sí misma y ante los demás y si la identidad de género está compuesta fundamentalmente por conceptos culturales, políticos, sociales y psicológicos entre otros, la identidad, por tanto, es la construcción de su entorno. La representación que los “otros” tengan del género, es lo que construye la identidad social, ya sea en la aprobación de la persona o en su rechazo. De ahí se desprenden los miedos, las decepciones y la inequidad y con ello, la enorme necesidad de un cambio social.
SEXO
Se refiere a las características anatómicas y fisiológicas que identifican a una persona como mujer o como hombre, estas pueden ser clasificadas en los siguientes niveles: genético, cromosómico, hormonal, afectivo y genital. A partir de estas diferencias, se pueden distinguir fundamentalmente dos tipos: hembras y machos, aunque también existen situaciones en que la definición del sexo no se estableció dicotómicamente y generó una tercera determinación: hermafroditismo. Éstas características son las siguientes: El tipo de órganos genitales: pene y testículos en los hombres y vulva, vagina, útero y senos en las mujeres. El tipo de hormonas predominantes que circulan en el cuerpo, testosterona en los hombres y estrógenos y progesterona en las mujeres. La capacidad de producir espermatozoides u óvulos, siendo éstas las células sexuales responsables de la fecundación y, La capacidad de dar a luz y de producir leche posterior al parto, siendo éstas características exclusivas de la mujer. Las características biológicas, han provocado debate cuando se plantean ciertas predisposiciones hablando de la perspectiva de género. Es inapelable la realidad de que ciertas características tengan influencia marcada en el comportamiento de las personas debido a la influencia hormonal; sin embargo, habrá que reflexionar, que el hecho de que generar ciertas predisposiciones, no es determinante de la elaboración y mantenimiento de la conducta, especialmente si hablamos de seres humanos. Si bien, en la naturaleza, en diferentes seres las influencias hormonales marcan diferencias irreconciliables, en el caso de las personas únicamente predisponen o inclinan hacia ciertas situaciones. En las personas, la culturización, la construcción del pensamiento abstracto es lo que determina el comportamiento, de tal forma que si tomamos como ejemplo a la testosterona en los hombres, ésta puede influir a ciertas conductas que pudieran parecer agresivas cuya manifestación no necesariamente se traduce en violencia sino en otras manifestaciones positivas tales como la iniciativa y la competitividad, que visto de otra forma, pudieran (y en muchos de los casos se han convertido) convertirse en ventaja.
GÉNERO
Desde el año 1955, un investigador llamado John Money propuso el término “papel de género” orientado a describir las conductas de las mujeres y de los hombres. A partir de entonces, el término se ha generalizado y ha constituido toda una categoría en el estudio del comportamiento humano. Se refiere a las ideas y creencias compartidas culturalmente con respecto a mujeres y a hombres, como construcciones históricas y sociales y que son modificadas a través del tiempo en sentido arbitrario sin que exista una relación con el sexo. Son las características, habilidades y valoraciones típicamente consideradas femeninas y masculinas; es decir, cómo deben comportarse las mujeres y los hombres en determinadas situaciones, a esta construcción se le ha llamado Sistema de Género. Estas ideas y expectativas se aprenden en las familias, con los grupos de amistades, también de las personas a quiénes otorgamos autoridad moral, de las instituciones religiosas y culturales, en las escuelas, en los trabajos, de las y los líderes de opinión, de la publicidad y de los medios de comunicación; influyen y se reflejan en diferentes roles, posiciones sociales, poder económico y político que tienen o no tienen las mujeres y los hombres en la sociedad. El género es la construcción de la autoimagen internalizada que da como consecuencia el concepto total de “lo masculino y lo femenino” La estructuración del género se convierte en un hecho social de gran fuerza que incluso se piensa como natural; por ejemplo, al pensar que todas las mujeres serán madres, o que todos los hombres son violentos. Lo mismo pasa con ciertas capacidades o habilidades supuestamente biol0ógicas, que son construidas y modificadas social y culturalmente, por ejemplo, que todas las mujeres saben cocinar, o que todos los hombres son racionales y saben arreglar todo, o que las mujeres no aprenden a manejar bien. Esto significa que las únicas diferencias que existen entre hombres y mujeres son las físicas entendiéndolas como las características morfológicas genitales; sin embargo, también existen otras diferencias imaginables, estas son las sociales: el comportamiento, las habilidades, las actitudes, la manera de pensar y de sentir. Cada sociedad y cada cultura otorga una valoración y un significado distinto a esas diferencias de sexo y ha elaborado ideas, concepciones y comportamientos acerca del SER Hombre y del SER Mujer y cada generación cumple con su papel de transmitir esa enseñanza a sus hijas e hijos, nietas y nietos, formando así la identidad de género. El género es una construcción que se debe de contextualizar. No tiene el mismo significado cuando se habla de un determinado momento histórico o una situación geográfica que varíe el contexto sociocultural. Dependiendo de la cultura, la normatividad para la equidad de género variará, aunque la tendencia sea a la globalización.
A partir de las diferencias primero sexuales y después de género, dependiendo del desarrollo de las diferentes culturas, se han originado discriminaciones, en especial en contra de las mujeres, limitándoles a lo largo de la historia las oportunidades para su desarrollo personal y desmejorando su calidad de vida en relación con la de los hombres; por ejemplo, a las mujeres se les ha remitido al espacio privado o doméstico, mientras que a los hombres se les ha ubicado tradicionalmente en el espacio público o político. Cabe mencionar que, estas diferencias, como ya se ha mencionado, no todas las culturas y épocas han sido generadoras de discriminación; sin embargo, especialmente en la nuestra, se ha ido heredando un trato discriminatorio ligado al género, especialmente en lo que nuestra herencia cultural se refiere. Felizmente las mujeres han ido rompiendo estas estructuras generando una nueva dinámica social.
Características de género: Conjunto de valores, normas y tradiciones que determinan socialmente las actividades, conductas y formas de relacionarse en lo cotidiano. Están relacionadas con lo que cada sociedad considera como correcto y aceptable para el comportamiento de mujeres y de hombres. Pueden cambiar o permanecer sin modificaciones, dependiendo de la época, del lugar, de la cultura y de la sociedad. No están relacionadas con la apariencia física de las personas (sexo), sino con su comportamiento, sus actitudes y sus habilidades. El género es el resultado de una construcción y una enseñanza social que se aprende a través de las principales instituciones de la sociedad (familia, iglesia, escuela, grupos y agrupaciones, diversas instituciones, entre otras) y que se vuelve propio de las personas al aceptar esas características. El análisis de género demuestra que estos atributos y deberes simbólicos asignados a su sexo no son naturales, no se nace con ellos, por lo tanto se aprenden. La construcción de “género”, con los elementos antes citados, va consolidando una situación generalizada de marginación y discriminación que conduce a la inequidad, limitando la participación de la mujer en la sociedad. Género es también un sistema normativo, con reglamentos y sanciones a través de los cuales los comportamientos femenino y masculino son constantemente monitoreados y evaluados. El género se puede concretar en la manera como cada sociedad simboliza las diferencias sexuales.
ROLES
La manera en que se estructuran las pautas de género es en los roles
Por rol se entienden las prescripciones, normas y expectativas de comportamiento de lo femenino y de lo masculino: lo que realizo y cómo describo y hasta defino mi ser persona. Desde pequeños se induce a las criaturas a ajustarse a situaciones socialmente estructuradas, que les dictan desde la forma de vestir, hasta la aplicación social del comportamiento sexual y afectivo. Los roles de género se enseñan desde pequeñas(os), desde el momento en que la o el bebé nace, se decora la habitación y se le viste de colores identificados con su género. Así, no únicamente se le enseñan los roles a través de los colores a quien acaba de nacer sino a todos los que le rodean, luego, pasado el tiempo, sus juguetes le encaminan a lo que será su desempeño a futuro de acuerdo a las expectativas de la madre y el padre.
ESTEREOTIPOS
De las expectativas de comportamiento generadas en los roles, las personas con esta información generan estereotipos de género; estos se refieren a las creencias y atribuciones sobre cómo debe ser y cómo debe comportarse cada género. Con frecuencia son simplificaciones excesivas que reflejan prejuicios, clichés e ideas preconcebidas. Los estereotipos generan dicotomía por tratar a los sexos como diametralmente opuestos y no con características parecidas. El estereotipo de género logra convertirse en un hecho social tan fuerte que llega a creerse que es algo natural. Sin embargo, las mujeres y los hombres son dos grupos que tienen muchas semejanzas y algunas diferencias. Estereotipos derivados de las relaciones primarias entre hombres y mujeres por la división sexual del trabajo en el ámbito familiar.
EQUIDAD
La palabra Equidad proviene del latín aequitas que significa “igual”. Sin embargo la aplicación de la palabra misma, es mucho mayor. La equidad nos habla de un principio de igualdad social, basado en normas y valores universales de justicia y equilibrio aplicado a las personas en derecho y plenitud. La equidad difiere de la igualdad en la amplitud del concepto. La equidad se refiere a un principio de justicia y equilibrio social, mientras que igualdad habla de situaciones idénticas, indistintamente del contexto o lógica de aplicación.La equidad de género busca la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres para que participen en todos los ámbitos de la vida en igualdad de condiciones, con el fin de que redistribuyan no sólo los ingresos sino también el poder. Es eliminar con acciones afirmativas y con políticas públicas las barreras para igualar las oportunidades en: salud, educación, no violencia, trabajo y fomento productivo, derechos humanos, familias, participación política y toma de decisiones, medio ambiente, institutos para las mujeres, medios de comunicación; de tal manera que todas las personas, sin importar género, etnia, sexo, condición social o edad, puedan disfrutar en condiciones de igualdad y equidad de estas oportunidades y beneficios. Las acciones afirmativas son medidas destinadas a corregir las diferencias de trato social entre mujeres y hombres y pretenden que ninguna de las partes –mujeres u hombres- sea favorecida de manera injusta en perjuicio de otra; con estas acciones se avanza hacia una cultura de la equidad. Un ejemplo de acción afirmativa para avanzar hacia la equidad de género: las empresas o instituciones no cuentan con criterios diferenciados de evaluación de productividad para mujeres y hombres, de acuerdo a su situación específica de vida. Por ejemplo, las mujeres maestras embarazadas son sujetas a los mismos criterios de evaluación en el escalafón que los hombres, pero ellas por sus periodos reproductivos habrá ocasiones en que no podrán participar, lo que las coloca en desigualdad ante los hombres: colegas, compañeros, esposos, hermanos, padres. Se deben eliminar las barreras que hacen más difícil a algunas personas obtener y beneficiarse de las oportunidades económicas y políticas. También se debe acceder a la educación y a los servicios básicos para que todas las personas, mujeres y hombres de todas las edades, condiciones y posiciones sociales, puedan disfrutar y beneficiarse con esas oportunidades. Esto implica que todas y todos participen en los procesos de desarrollo y en la aplicación del enfoque de género en todas las actividades.
Cuando se habla de equidad de género se está hablando de: Democratizar los roles entre mujeres y hombres. Que ninguna persona se vea obligada o limitada a hacer cosas o a asumir determinadas conductas en razón de ser mujer o de ser hombre. Permitir y brindar oportunidades para que cada persona desempeñe diferentes tareas sin importar su sexo. Que las mujeres y los hombres tengan las mismas posibilidades de acceder a todos los recursos del desarrollo. Que en todos los espacios, públicos y privados tales como escuelas, centros recreativos, de culto, etc. En todos los casos, el acceso y oportunidad sea mixta. Que las mujeres y los hombres participen tanto en el ámbito privado como en el público; es decir, que la participación y la toma de decisiones se den no sólo al interior del hogar, sino también en sus comunidades y a nivel político y social en general. Que las oportunidades laborales sean logradas en base a las capacidades personales, no al género. Que se establezcan relaciones de respeto e igualdad entre las mujeres y los hombres. Que todas las personas sean valoradas en su dignidad de igual manera, sin importar su sexo, etnia, clase social, edad.
MUJERES Y HOMBRES ¿ QUÉ TAN DIFERENTES SOMOS? MANUAL DE SENSIBILIZACIÓN EN PERSPECTIVA DE GÉNERO
Instituto Jalisciense de las Mujeres.
Identidad es lo que define quiénes somos y comienza antes de nacer, desde el momento que la familia imagina lo que seremos, se nos define desde el sexo; es decir, si somos mujeres u hombres. Lo primero que hicieron fue ver nuestros genitales, desde ese momento buena parte de nuestro sentido de vida quedó establecido en roles, expectativas y estereotipos. Si somos mujeres, empiezan a regalarnos muñecas y trastecitos; poco a poco empezamos a barrer o a servir comida, con esto se inicia nuestro paso de niñas a esposas y madres, adultas con responsabilidades. Si somos hombres, nos regalan un carro y una pistola; poco a poco acompañamos a papá al trabajo o empezamos a ganarnos la vida, se inicia así nuestro paso de niños a esposos, padres, adultos con responsabilidades. Todo lo que vivimos después de que vieron nuestros genitales es género, es la construcción de nuestra identidad que se fue formando por la cultura y la sociedad. Otras características que forman parte de nuestra identidad son la etnia, el color de la piel, el estado civil, la edad, la religión, ser o no madres o padres, la nacionalidad. Algunas de estas características que conforman nuestra identidad cambian con el tiempo: el estado civil, la religión, la edad. La identidad es determinante del rol de género, porque le da a la persona una concepción particular de sí mismo y en base a ésta le dará forma a la manera como se conducirá ante los demás. Una construcción sana de identidad permite a las personas no apegarse a las elaboraciones sociales rígidas que dictan específicamente el comportamiento a seguir, por ejemplo:”los hombres no se quejan”, “los hombres no sienten miedo”, sino al contrario, la flexibilidad del desempeño del estereotipo o del rol, le permite al individuo adecuarse a situaciones de equilibrio con su construcción social y su sentimiento o emoción particular, además de que le humanizan. Cuando el sujeto incorpora las consignas que se han construido a partir de su sexo y género, construye los elementos y los identifica dentro de sus núcleos sociales, entonces perpetúa sus valores y creencias que le permiten socializarse en género. Considerando que la identidad es la forma como la persona se representa ante sí misma y ante los demás y si la identidad de género está compuesta fundamentalmente por conceptos culturales, políticos, sociales y psicológicos entre otros, la identidad, por tanto, es la construcción de su entorno. La representación que los “otros” tengan del género, es lo que construye la identidad social, ya sea en la aprobación de la persona o en su rechazo. De ahí se desprenden los miedos, las decepciones y la inequidad y con ello, la enorme necesidad de un cambio social.
SEXO
Se refiere a las características anatómicas y fisiológicas que identifican a una persona como mujer o como hombre, estas pueden ser clasificadas en los siguientes niveles: genético, cromosómico, hormonal, afectivo y genital. A partir de estas diferencias, se pueden distinguir fundamentalmente dos tipos: hembras y machos, aunque también existen situaciones en que la definición del sexo no se estableció dicotómicamente y generó una tercera determinación: hermafroditismo. Éstas características son las siguientes: El tipo de órganos genitales: pene y testículos en los hombres y vulva, vagina, útero y senos en las mujeres. El tipo de hormonas predominantes que circulan en el cuerpo, testosterona en los hombres y estrógenos y progesterona en las mujeres. La capacidad de producir espermatozoides u óvulos, siendo éstas las células sexuales responsables de la fecundación y, La capacidad de dar a luz y de producir leche posterior al parto, siendo éstas características exclusivas de la mujer. Las características biológicas, han provocado debate cuando se plantean ciertas predisposiciones hablando de la perspectiva de género. Es inapelable la realidad de que ciertas características tengan influencia marcada en el comportamiento de las personas debido a la influencia hormonal; sin embargo, habrá que reflexionar, que el hecho de que generar ciertas predisposiciones, no es determinante de la elaboración y mantenimiento de la conducta, especialmente si hablamos de seres humanos. Si bien, en la naturaleza, en diferentes seres las influencias hormonales marcan diferencias irreconciliables, en el caso de las personas únicamente predisponen o inclinan hacia ciertas situaciones. En las personas, la culturización, la construcción del pensamiento abstracto es lo que determina el comportamiento, de tal forma que si tomamos como ejemplo a la testosterona en los hombres, ésta puede influir a ciertas conductas que pudieran parecer agresivas cuya manifestación no necesariamente se traduce en violencia sino en otras manifestaciones positivas tales como la iniciativa y la competitividad, que visto de otra forma, pudieran (y en muchos de los casos se han convertido) convertirse en ventaja.
GÉNERO
Desde el año 1955, un investigador llamado John Money propuso el término “papel de género” orientado a describir las conductas de las mujeres y de los hombres. A partir de entonces, el término se ha generalizado y ha constituido toda una categoría en el estudio del comportamiento humano. Se refiere a las ideas y creencias compartidas culturalmente con respecto a mujeres y a hombres, como construcciones históricas y sociales y que son modificadas a través del tiempo en sentido arbitrario sin que exista una relación con el sexo. Son las características, habilidades y valoraciones típicamente consideradas femeninas y masculinas; es decir, cómo deben comportarse las mujeres y los hombres en determinadas situaciones, a esta construcción se le ha llamado Sistema de Género. Estas ideas y expectativas se aprenden en las familias, con los grupos de amistades, también de las personas a quiénes otorgamos autoridad moral, de las instituciones religiosas y culturales, en las escuelas, en los trabajos, de las y los líderes de opinión, de la publicidad y de los medios de comunicación; influyen y se reflejan en diferentes roles, posiciones sociales, poder económico y político que tienen o no tienen las mujeres y los hombres en la sociedad. El género es la construcción de la autoimagen internalizada que da como consecuencia el concepto total de “lo masculino y lo femenino” La estructuración del género se convierte en un hecho social de gran fuerza que incluso se piensa como natural; por ejemplo, al pensar que todas las mujeres serán madres, o que todos los hombres son violentos. Lo mismo pasa con ciertas capacidades o habilidades supuestamente biol0ógicas, que son construidas y modificadas social y culturalmente, por ejemplo, que todas las mujeres saben cocinar, o que todos los hombres son racionales y saben arreglar todo, o que las mujeres no aprenden a manejar bien. Esto significa que las únicas diferencias que existen entre hombres y mujeres son las físicas entendiéndolas como las características morfológicas genitales; sin embargo, también existen otras diferencias imaginables, estas son las sociales: el comportamiento, las habilidades, las actitudes, la manera de pensar y de sentir. Cada sociedad y cada cultura otorga una valoración y un significado distinto a esas diferencias de sexo y ha elaborado ideas, concepciones y comportamientos acerca del SER Hombre y del SER Mujer y cada generación cumple con su papel de transmitir esa enseñanza a sus hijas e hijos, nietas y nietos, formando así la identidad de género. El género es una construcción que se debe de contextualizar. No tiene el mismo significado cuando se habla de un determinado momento histórico o una situación geográfica que varíe el contexto sociocultural. Dependiendo de la cultura, la normatividad para la equidad de género variará, aunque la tendencia sea a la globalización.
A partir de las diferencias primero sexuales y después de género, dependiendo del desarrollo de las diferentes culturas, se han originado discriminaciones, en especial en contra de las mujeres, limitándoles a lo largo de la historia las oportunidades para su desarrollo personal y desmejorando su calidad de vida en relación con la de los hombres; por ejemplo, a las mujeres se les ha remitido al espacio privado o doméstico, mientras que a los hombres se les ha ubicado tradicionalmente en el espacio público o político. Cabe mencionar que, estas diferencias, como ya se ha mencionado, no todas las culturas y épocas han sido generadoras de discriminación; sin embargo, especialmente en la nuestra, se ha ido heredando un trato discriminatorio ligado al género, especialmente en lo que nuestra herencia cultural se refiere. Felizmente las mujeres han ido rompiendo estas estructuras generando una nueva dinámica social.
Características de género: Conjunto de valores, normas y tradiciones que determinan socialmente las actividades, conductas y formas de relacionarse en lo cotidiano. Están relacionadas con lo que cada sociedad considera como correcto y aceptable para el comportamiento de mujeres y de hombres. Pueden cambiar o permanecer sin modificaciones, dependiendo de la época, del lugar, de la cultura y de la sociedad. No están relacionadas con la apariencia física de las personas (sexo), sino con su comportamiento, sus actitudes y sus habilidades. El género es el resultado de una construcción y una enseñanza social que se aprende a través de las principales instituciones de la sociedad (familia, iglesia, escuela, grupos y agrupaciones, diversas instituciones, entre otras) y que se vuelve propio de las personas al aceptar esas características. El análisis de género demuestra que estos atributos y deberes simbólicos asignados a su sexo no son naturales, no se nace con ellos, por lo tanto se aprenden. La construcción de “género”, con los elementos antes citados, va consolidando una situación generalizada de marginación y discriminación que conduce a la inequidad, limitando la participación de la mujer en la sociedad. Género es también un sistema normativo, con reglamentos y sanciones a través de los cuales los comportamientos femenino y masculino son constantemente monitoreados y evaluados. El género se puede concretar en la manera como cada sociedad simboliza las diferencias sexuales.
ROLES
La manera en que se estructuran las pautas de género es en los roles
Por rol se entienden las prescripciones, normas y expectativas de comportamiento de lo femenino y de lo masculino: lo que realizo y cómo describo y hasta defino mi ser persona. Desde pequeños se induce a las criaturas a ajustarse a situaciones socialmente estructuradas, que les dictan desde la forma de vestir, hasta la aplicación social del comportamiento sexual y afectivo. Los roles de género se enseñan desde pequeñas(os), desde el momento en que la o el bebé nace, se decora la habitación y se le viste de colores identificados con su género. Así, no únicamente se le enseñan los roles a través de los colores a quien acaba de nacer sino a todos los que le rodean, luego, pasado el tiempo, sus juguetes le encaminan a lo que será su desempeño a futuro de acuerdo a las expectativas de la madre y el padre.
ESTEREOTIPOS
De las expectativas de comportamiento generadas en los roles, las personas con esta información generan estereotipos de género; estos se refieren a las creencias y atribuciones sobre cómo debe ser y cómo debe comportarse cada género. Con frecuencia son simplificaciones excesivas que reflejan prejuicios, clichés e ideas preconcebidas. Los estereotipos generan dicotomía por tratar a los sexos como diametralmente opuestos y no con características parecidas. El estereotipo de género logra convertirse en un hecho social tan fuerte que llega a creerse que es algo natural. Sin embargo, las mujeres y los hombres son dos grupos que tienen muchas semejanzas y algunas diferencias. Estereotipos derivados de las relaciones primarias entre hombres y mujeres por la división sexual del trabajo en el ámbito familiar.
EQUIDAD
La palabra Equidad proviene del latín aequitas que significa “igual”. Sin embargo la aplicación de la palabra misma, es mucho mayor. La equidad nos habla de un principio de igualdad social, basado en normas y valores universales de justicia y equilibrio aplicado a las personas en derecho y plenitud. La equidad difiere de la igualdad en la amplitud del concepto. La equidad se refiere a un principio de justicia y equilibrio social, mientras que igualdad habla de situaciones idénticas, indistintamente del contexto o lógica de aplicación.La equidad de género busca la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres para que participen en todos los ámbitos de la vida en igualdad de condiciones, con el fin de que redistribuyan no sólo los ingresos sino también el poder. Es eliminar con acciones afirmativas y con políticas públicas las barreras para igualar las oportunidades en: salud, educación, no violencia, trabajo y fomento productivo, derechos humanos, familias, participación política y toma de decisiones, medio ambiente, institutos para las mujeres, medios de comunicación; de tal manera que todas las personas, sin importar género, etnia, sexo, condición social o edad, puedan disfrutar en condiciones de igualdad y equidad de estas oportunidades y beneficios. Las acciones afirmativas son medidas destinadas a corregir las diferencias de trato social entre mujeres y hombres y pretenden que ninguna de las partes –mujeres u hombres- sea favorecida de manera injusta en perjuicio de otra; con estas acciones se avanza hacia una cultura de la equidad. Un ejemplo de acción afirmativa para avanzar hacia la equidad de género: las empresas o instituciones no cuentan con criterios diferenciados de evaluación de productividad para mujeres y hombres, de acuerdo a su situación específica de vida. Por ejemplo, las mujeres maestras embarazadas son sujetas a los mismos criterios de evaluación en el escalafón que los hombres, pero ellas por sus periodos reproductivos habrá ocasiones en que no podrán participar, lo que las coloca en desigualdad ante los hombres: colegas, compañeros, esposos, hermanos, padres. Se deben eliminar las barreras que hacen más difícil a algunas personas obtener y beneficiarse de las oportunidades económicas y políticas. También se debe acceder a la educación y a los servicios básicos para que todas las personas, mujeres y hombres de todas las edades, condiciones y posiciones sociales, puedan disfrutar y beneficiarse con esas oportunidades. Esto implica que todas y todos participen en los procesos de desarrollo y en la aplicación del enfoque de género en todas las actividades.
Cuando se habla de equidad de género se está hablando de: Democratizar los roles entre mujeres y hombres. Que ninguna persona se vea obligada o limitada a hacer cosas o a asumir determinadas conductas en razón de ser mujer o de ser hombre. Permitir y brindar oportunidades para que cada persona desempeñe diferentes tareas sin importar su sexo. Que las mujeres y los hombres tengan las mismas posibilidades de acceder a todos los recursos del desarrollo. Que en todos los espacios, públicos y privados tales como escuelas, centros recreativos, de culto, etc. En todos los casos, el acceso y oportunidad sea mixta. Que las mujeres y los hombres participen tanto en el ámbito privado como en el público; es decir, que la participación y la toma de decisiones se den no sólo al interior del hogar, sino también en sus comunidades y a nivel político y social en general. Que las oportunidades laborales sean logradas en base a las capacidades personales, no al género. Que se establezcan relaciones de respeto e igualdad entre las mujeres y los hombres. Que todas las personas sean valoradas en su dignidad de igual manera, sin importar su sexo, etnia, clase social, edad.
MUJERES Y HOMBRES ¿ QUÉ TAN DIFERENTES SOMOS? MANUAL DE SENSIBILIZACIÓN EN PERSPECTIVA DE GÉNERO
Instituto Jalisciense de las Mujeres.